Por fin, tras más de 15 años sin verse por allí un lince ibérico, en noviembre del año pasado se liberaron varios linces en los Montes de Toledo. Pero dos de esos linces, Kahn y Kentaro, no quisieron quedarse allí y prefirieron explorar la península Ibérica. Estos dos hermanos, nacidos en el centro de cría en cautividad de Silves (Portugal), llevan recorridos más de 1.000 kilómetros en sentidos casi opuestos, alejándose entre sí. Lo sabemos gracias a los radiomarcadores que llevan en sus cuellos, que han permitido seguir su pista y trazar sus viajes sobre el mapa.

Los hermanos Kahn y Kentaro han completado desplazamientos de más de 25 kilómetros en una sola jornada

La larga marcha de estos dos linces ibéricos ha supuesto días en los que han recorrido distancias de 25 kilómetros, cruzando carreteras, ríos, fronteras y embalses hasta su ubicación actual. Kahn comenzó a desplazarse hacia el oeste desde el primer día, atravesó el Parque Nacional de Cabañeros y llegó hasta el Tajo, para posteriormente adentrarse en la provincia de Cáceres. De ahí, se desplazó hasta Portugal tras cruzar a nado el Guadiana y ahora acaba de cruzar el embalse de Alqueva, según informa Iberlince, el proyecto encargado de salvar de la extinción a esta especie.

Linces

Por su parte, su hermano Kentaro escogió la ruta del norte. Tras merodear por la zona donde le soltaron, en enero emprendió su camino hasta la ciudad de Toledo, cuyas inmediaciones visitó en dos ocasiones. Desde ahí, pasó por Madrid, Cuenca y Guadalajara, donde cruzó el Tajo, para adentrarse en Zaragoza y Soria. Finalmente, se ha instalado en La Rioja desde principios de mayo.

Más allá de lo anecdótico, los responsables de Iberlince consideran los viajes de Kahn y Kentaro una buena muestra de la resistencia de estos animales y de su capacidad de desplazamiento, que permitirá crear conexiones estables entre las áreas de reintroducción de toda la Península.